Por Bruno Cortés
En la Cámara de Diputados, la discusión pública puede ir de los impuestos a las mascotas hasta los límites de la tolerancia política. Así ocurrió cuando la presidenta de la Mesa Directiva, Kenia López Rabadán, habló de dos temas que, aunque distintos, tienen algo en común: el impacto directo en la vida diaria de las familias mexicanas y en la calidad de la democracia.
Tras reunirse con el Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos para Mascotas, la diputada explicó una propuesta que busca aliviar el bolsillo de millones de hogares. La idea es sencilla de entender: que los alimentos para animales de compañía tengan tasa cero de IVA y que los gastos veterinarios puedan ser deducibles en el Impuesto Sobre la Renta. Traducido al día a día, significa que mantener a un perro o un gato sería menos caro y que llevarlo al veterinario no representaría un golpe tan fuerte para la economía familiar.
López Rabadán recordó que, según cifras oficiales, siete de cada diez familias en México tienen una mascota. Para muchas personas, no se trata solo de un animal, sino de un integrante más del hogar. Por eso, dijo, la iniciativa no es un lujo ni una ocurrencia, sino una forma de proteger el gasto cotidiano de las familias.
La propuesta implica cambios a dos leyes clave: la del IVA y la del ISR. Por un lado, eliminar el impuesto en los alimentos procesados para mascotas; por otro, permitir que los servicios veterinarios se deduzcan de impuestos, como ya ocurre con algunos gastos médicos de las personas. Esto, explicó, también tendría un efecto positivo para las finanzas públicas, porque al hacer deducibles esos servicios, los veterinarios tendrían que emitir recibos y declarar ingresos, lo que ampliaría la base de contribuyentes.
Para analizar a fondo el impacto de la medida, la diputada anunció que se abrirá un Parlamento Abierto, es decir, un espacio donde participen especialistas, empresas, autoridades y ciudadanos. La intención es que el tema se discuta dentro del análisis del próximo Paquete Económico y que se midan con cuidado los costos y beneficios, tanto para el gobierno como para las familias.
En paralelo, la presidenta de la Mesa Directiva hizo un llamado firme a la civilidad política, luego de los hechos ocurridos en el Congreso de la Ciudad de México. Sin rodeos, lamentó que la confrontación haya escalado a la agresión física entre legisladores y advirtió que cuando se acaba la tolerancia, lo que aparece es la violencia.
Para López Rabadán, las diferencias ideológicas —como el debate sobre si la transparencia debe recaer en organismos autónomos o directamente en el gobierno— son parte natural de la democracia. Lo que no es aceptable, subrayó, es que esas diferencias terminen en golpes. Cuando gana la agresión, dijo, pierden los ciudadanos y pierde el Parlamento.
El mensaje fue claro: el debate político puede y debe ser intenso, pero nunca violento. Ni en lo público ni en lo privado. Al mismo tiempo, insistió en que la iniciativa sobre mascotas será presentada nuevamente y se buscará el respaldo de todas las fuerzas políticas, con el objetivo de que sea una propuesta plural y realmente útil.
En el fondo, la discusión conecta dos temas que suelen cruzarse en el Congreso: cómo mejorar la economía familiar con políticas públicas concretas y cómo cuidar las formas para que la política siga siendo un espacio de diálogo y no de confrontación. Para Kenia López Rabadán, ambos retos son igual de urgentes.